Áreas temáticas
Las áreas temáticas del V Congreso Venezolano de Ciencia, Tecnología e Innovación buscan propiciar la reflexión de nuestra cotidianidad, sus problemas y retos, desde una perspectiva sistémica de aspectos esenciales para la vida, con especial énfasis en las demandas devenidas por un planeta en acelerada transformación, desde lo cultural hasta lo ambiental.
La composición temática de cada área pretende ser más una provocación al pensamiento integrador, al diálogo transdisciplinar, en tanto la vida y las expectativas de la vida son temas comunales, colectivos, plurales; lo que se contrapone a un a práctica científica disciplinar, especializada y consecuentemente aislada de muchos elementos que son inseparables.
En este sentido, hemos escogido relacionar un conjunto de términos que, de manera aislada, tienen una poderosa significación; pero, de manera combinada, colocan al análisis en dimensiones más próximas a la imbricación de procesos que constituyen la vida. Además, desde la mirada científica —y como ejemplo la pandemia de covid-19— es cada día más constatable el imperativo de pensarnos desde lo complejo, para poder enfrentar los problemas y crisis emergentes del presente y del futuro cercano, como consecuencia de la progresiva trasgresión de los límites biofísicos planetarios.
Cada una de estas temáticas debe ser problematizada desde los siguientes ejes transversales: comunalidad, soberanía, sustentabilidad, buen vivir, decolonialidad y género.
Esta área temática abarca, de manera integrada, salud, agricultura, alimentación y vida, para enfatizar el continuo que se establece entre nuestros hábitos alimentarios, su relación con las políticas agrícolas, el consumo de agua, las respuestas de nuestros organismos a lo largo de la vida, que se traducen en mejores condiciones de salud o son causantes de enfermedades crónicas o agudas, y cómo su análisis, debate y toma de decisiones debe ocurrir de forma combinada, para revertir las tendencias dominantes del último siglo, donde la política pública planteaba una escisión artificial de un proceso naturalmente integrado.
La conexión educación, cultura, vida, trabajo y naturaleza es una invitación a reflexionar sobre la formación que reproducimos, su ideología para el trabajo especializado y enfocado en la objetivación de los seres humanos y la naturaleza, desde una concepción del “desarrollo” y el progreso extraviada de las necesidades humanas y de la naturaleza que hace posible su existencia. Estos procesos educativos, con una fuerte impronta científica, modulan la cultura dominante, nuestra noción de trabajo y, por ende, nuestra relación con el entorno. Revisitar estos elementos de nuestros sistemas, ante los retos de las transformaciones que recién iniciamos a experimentar, es un imperativo vital.
Ciudad, servicios públicos, ambiente y energía constituye un área temática que posiciona la reflexión en nuestras nociones de territorio y territorialidad, el cómo nos vemos como sujetos que demandamos servicios, acceso al agua y a la energía, comunicación, trabajo, recreación o alimentos en el territorio, urbano o rural, y cómo pre-supuestamos el ambiente en estas demandas. Esta reflexión es doblemente importante para el país, porque, por una parte, intentamos vernos en una ciudad heredada y concebida por interés distintos a los nuestros, que nos coloca en general, en condiciones de vulnerabilidad y sustentabilidad muy delicadas. Por otra parte, Venezuela presenta un elevadísimo porcentaje de población urbana, condición que debe ser críticamente analizada, en el marco de la coyuntura actual y la definición de políticas públicas que aborden estas contradicciones.
La coyuntura que atravesamos nos ha planteado revisar, con detenimiento, los aspectos concernientes a la producción (material) y la conquista de espacios de soberanía cada vez más consolidados, y es ahí donde se enmarca la cuarta área temática, industria, desarrollo, necesidades y ambiente. Esta área es quizás el reto a corto plazo con mayor incidencia a largo plazo; es decir: las inversiones hechas hoy no son fáciles de revertir mañana, lo cual condiciona lo posible y lo imposible. Ello demanda una reflexión aún más profunda y comprometida con la vida.
Tenemos un lastre que no podemos obviar: en gran medida todas las formas de producción de bienes materiales que conocemos y aspiramos reproducir son capitalistas y están enmarcadas en los modelos de “desarrollo” y crecimiento económico, profundamente insustentables, no por su escala sino por su concepción. La tarea se aproxima, pues, hacia la reflexión en el logro de satisfactores de necesidades reales de la población, de manera sustentable y asumiendo una transición que nos aleje de las inercias de las formas capitalistas.